Se puede utilizar para escucharte a ti y a los demás.
Mientras estás hablando con alguien por teléfono móvil (al igual que
con un fijo) es muy sencillo para las autoridades escuchar y grabar tu
conversación en colaboración con la compañía de telefonía.
En el estado español no hay ningún dato oficial sobre el número de
escuchas telefónicas legales, pero estos datos existen en otros países
europeos. En Francia en el 2008 hubo unas 30 000 escuchas legales ordenadas por un juez ;
en proporción quince veces más en Italia, doce veces más en Holanda y
tres veces más en Alemania… La cifra francesa corresponde a un aumento
de 440 % desde el 2001 y obviamente este
crecimiento se apoya sobre la omnipresencia de los móviles. Encima las
escuchas de móviles son muchísimo más baratas :
en Francia una escucha de móvil se factura a 88 euros (sin IVA) y una
de fijo a 497 euros. Además de estas escuchas, con una orden judicial,
los estados tienen en general mecanismos que permiten a la policía
actuar por iniciativa propia en caso de antiterrorismo, seguridad
nacional, inteligencia económica o « grupos subversivos ».
Si el precio de las escuchas ha bajado tanto es porque la técnica es
mucho más sencilla. Ya no hace falta poner un dispositivo físico en la
línea o introducirse en tu casa, con el peligro y los gastos que esto
supone. Con la digitalización de las comunicaciones basta con un
programa informático (como ahora SITEL en el estado español) y unos
clics para vigilar a la población. Véase el texto SITEL.
Si tu móvil no está apagado y separado de su batería, es técnicamente
posible utilizarlo como un micrófono de ambiente para escucharte a ti y
a los demás. La utilización de esta técnica fue revelada por primera
vez en el 2003, en una investigación del FBI sobre unos miembros de la
mafia italiana. La petición judicial del FBI habla de un « sistema de escucha ubicado en el teléfono móvil ».
Los detalles técnicos de la operación no fueron revelados, pero según
los expertos lo más probable es que consiguieran instalarlo sin tener
acceso físico al teléfono, y que funcionara igualmente con el teléfono
encendido o apagado, aunque siempre con la batería puesta.
Pero hoy en día estas escuchas de ambiente parecen bastante
complicadas de ejecutar. De hecho no hemos escuchado hablar de otros
casos del uso de esta técnica en Europa. Entonces no hace falta caer en
la paranoia, pero es importantísimo desarrollar prácticas seguras sobre
todo porque no sabemos lo que harán dentro de unos años. Véase el texto Buenas prácticas.
Con las nuevas generaciones de teléfonos móviles, o smartphones, tipo
iPhone, BlackBerry, etc. aparecen también nuevas vulnerabilidades.
Estos aparatos funcionan como pequeños ordenadores con sistemas
operativos mucho más complejos, desarrollados por Apple, Microsoft, etc.
Estas empresas de software propietario son conocidas por dar prioridad a
sus intereses financieros antes que a la seguridad de sus productos, y
por estar totalmente dispuestas a trabajar mano a mano con los cuerpos
policiales. Así, al igual que un ordenador que funciona con Windows se
llena de virus cada dos por tres, un teléfono móvil con cualquier
sistema operativo propietario puede sufrir el ataque de un virus o de un
programa espía fomentado tanto por policías como por particulares. En
Internet hay incluso « empresas » que ofrecen sus servicios a maridos posesivos para espiar a sus esposas…
En el 2007 el experto en seguridad Rik Farrow publicó un ejemplo de
fallo de seguridad en el iPhone que permite a un hacker tomar el control
total de la máquina, y entre otras cosas utilizarla como micrófono de
ambiente, esté encendido o apagado.
Recordamos que de momento a los iPhones no se les puede quitar la
batería. Otra puerta de entrada para hackear tu móvil es la tecnología
BlueTooth desarrollada en casi todos los aparatos más recientes. Hay
mucha documentación para que cualquier persona pueda, por ejemplo,
utilizar un portátil para tener acceso a tus datos.
La policía puede escucharte y eso no es nada nuevo. Estas nuevas
técnicas sólo lo hacen más fácil y más barato. Pero las escuchas no se
limitan a los teléfonos, la policía sigue poniendo micrófonos espías
para vigilar activistas políticos, como en Italia durante la Operación
Cervantes en el 2004. También pueden escuchar con micrófonos ultra potentes unidireccionales u otros dispositivos.
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