lunes, 30 de enero de 2012

La iglesia moderna


La ley hipotecaria española concede a la Iglesia Católica la potestad de inscribir a su nombre bienes que no estaban inscritos a nombre de nadie.

Ciudadanos y vecinos han visto como bienes que creían que eran del pueblo han pasado de la noche a la mañana a manos de algunos obispados.


Poco se sabe de un artículo de la ley hipotecaria española que concede a la Iglesia Católica la potestad de inscribir a su nombre en el Registro de la Propiedad bienes que no estaban inscritos a nombre de nadie. A este acto, contemplado en el artículo 206 de la citada ley, se le llama Inmatricular y ha provocado un auténtico revuelo en muchos pueblos de nuestro país que han visto como bienes que creían que eran del pueblo han pasado de la noche a la mañana a manos de algunos obispados.

En los últimos años, en Navarra, el Arzobispado ha inmatriculado más de un millar de propiedades, según datos facilitados por el Ministerio de Justicia. Algunas son lugares de culto como ermitas o iglesias y otras son más variopintas: garajes, casas, huertos o algún que otro viñedo o finca de labor. Precisamente en esta comunidad se ha constituido la Plataforma en Defensa del Pueblo Navarro que ha denunciado este tipo de inmatriculaciones; el municipio de Huarte es uno de los que ha interpuesto una denuncia contra el Arzobispado. Por su parte desde el Arzobispado se insiste en que todo lo que hacen se ajusta a la legalidad e invitan a que haya más denuncias porque -dicen- "en los tribunales se verá que nosotros nos ajustamos a la ley".

Desde la Conferencia Episcopal también se recuerda la legalidad de las inmatriculaciones en aras de los acuerdos Iglesia-Estado de 1979 que rigen en España. Pero otras voces como la de Alejandro Torres, catedrático de Derecho Eclesiástico opinan que la Iglesia Católica goza en España de privilegios más propios del Antiguo Régimen que no de los que le correspondería en un Estado aconfesional.

Acojonante


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